El escándalo de la compra de 170 respiradores de fabricación
española con tecnología alemana Siemens copa todos los titulares de los medios
de comunicación por el pecaminoso sobreprecio. Por supuesto es motivo del enfrentamiento
entre el oficialismo y el MAS. Y como ocurre en estas circunstancias, la Jefa
de Estado anuncia mano dura e investigación profunda para dar con los
responsables y comienza el circo. Sin embargo, ninguno de los frentes
partidarios, dirigentes de organizaciones sociales y la cabeza de gobierno
propone la compra de respiradores con tecnología boliviana a pesar de costar 28
veces menos que el precio cuestionado y 7 veces menos que el precio de venta
del fabricante europeo. ¿Todos olvidaron el compro boliviano?
La pandemia del coronavirus y sus efectos desvastadores en
otros países por la carencia de respiradores para salvar la vida de los
pacientes, urgió a ocho equipos de jóvenes innovadores de diversas regiones e
instituciones públicas o privadas del país (incluido militares), que en el
marco de un trabajo multidisciplinario y sin ningún ánimo de lucro, a
desarrollar diversas propuestas tecnológicas para la fabricación en Bolivia de
los respiradores.
La propuesta más conocida es del emprendimiento conocido
como MAMBU a un costo de producción de 985 dólares por respirador. Si las
autoridades del gobierno o del Ministerio de Salud se hubieran tomado el tiempo
para analizar ese tipo de propuestas, el estado hubiera gastado sólo 160 mil dólares,
y no los 4,7 millones de dólares de préstamo del BID que los bolivianos deben
pagar hoy con intereses de por medio y no estarían ahora al borde de
sofocamiento y a punto de perder soga y cabra.
La nación boliviana no sólo hubiera ahorrado 4.6 millones de
dólares, sino la verdadera ganancia está en el desarrollo de la tecnología e
innovación boliviana en momentos de crisis sanitaria, la creación de fuentes de
trabajo tan necesarias en este momento de paro económico global, el ingreso a
un campo completamente nuevo y competitivo como es la construcción de
artefactos médicos cuando en el mundo se anuncian la aparición de nuevas
pandemias, e incluso la posibilidad de exportar estos aparatos en estos
momentos donde los países están desesperados por atender a sus enfermos, pero
los más importante demostrar a la nación y a las nuevas generaciones de que el
slogan de “Hecho en Bolivia” no es un cuento de hadas, es una realidad en estos
cerca de 200 años de existencia. Por si acaso, en Chile ya hicieron el primero
pedido y la empresa en cuestión tiene la posibilidad de construir 300 aparatos.
Es momento de plantear una política estado integral para que
la infinidad de compras que hacen los gobiernos de turno, con recursos del
erario nacional o con los empréstitos extranjeros, privilegie, impulse y
fomente la adquisición de productos hechos por manos bolivianas, porque en este
caso en particular ha demostrado ser demasiado competitivo. Además, en estos
tiempos de coronavirus, empresas nacionales como Textilón decidieron fabricar
barbijos; otras pequeñas y medianas están proponiendo la venta de trajes protectores“antivirales”, la UMSA tiene una propuesta de fabricar alcohol en gel
masivamente y las propuestas siguen emergiendo en una espiral impresionante,
principalmente de jóvenes innovadores que desean forjar su futuro en su
patria.
La fabricación de respiradores Made in Bolivia son al momento una realidad que no debe ser
soslayada por el gobierno de transición y el sistema político. Si de verdad
quiere marcar la diferencia histórica podría poner las bases legales para
ordenar la compra de la innovación boliviana y permitir que fabricación se haga
con la mayor prontitud posible. Esto abriría el umbral a otros productos
elaborados por bolivianos. Incluso se podrían fijar cuotas para la adquisición,
dependiendo de la calidad y competitividad de los emprendedores nacionales.
En ese sentido, mantener los mismos discursos cansinos de
mano dura contra corrupción por parte de los oficialistas o de fiscalización
sin tregua por los voceros del MAS son insuficientes y llevará al despeñadero a
todo el sistema de partidos, aunque para muchos ya están en ese abismo sin
retorno. Es el momento de luchar contra la corrupción y plantear la política de
“industrialización del siglo XXI” que tanto reclama la nación boliviana.
Cuanta verdad, porque no pensaron en comprar respiradores hecho en Bolivia y no haci. Traerlo de extranjero. Saludos...
ResponderEliminarLamentablemente creo que la frase "Todos los políticos son iguales y cortados con la misma tijera", es muy cierta, ni en épocas tan duras como las que estamos viviendo tienen algo de honestidad, lo de los respiradores es un acto más de corrupción,que se suma a los muchos que durante años han emprobrecido a nuestro país, concéntrandose la riqueza en manos de unos cuantos sivergüenzas maleantes aprovechados, era de esperar que este gobierno favorezca a intereses de grandes tranasnacionales antes de pensar en lo hecho en nuestro país, ni siquiera el gobierno de Evo Morales lo hizo, pese que decia ser del pueblo y para el pueblo, puro bla bla bla, al final terminó vendiendose igual a transnacionales de China y otros más. No sirve de nada que profesionales esten dando todo de sí para apoyar en esta pandemia cuando el gobierno se hace de la vista gorda y solo piensan en llenarse lis bolsillos a costa de la desgracia ajena.
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