En un comunicado el rector de la UMSA Waldo
Albarracín rememora los 47 años del infausto golpe de estado del 21 de agosto
de 1971, y lo contrasta a la decisión del gobierno plurinacional de no respetar
el voto popular del 21-F contra la reelección del Presidente y Vicepresidente de turno
La Paz, 20 Ag. (ADO).- “En el referéndum del 21 de
febrero de 2016, los que decidieron votar por el NO, además de oponerse a la
modificación del Art. 168 de la Constitución Política del Estado, también
defendieron la vigencia del estado de derecho, la estabilidad democrática y se
opusieron tenazmente a la instauración de regímenes de facto porque imponer un
candidato por la fuerza, en contra de lo que consagra nuestra norma máxima,
significa crear las condiciones para una dictadura”.
Esas son las palabras del rector de la UMSA Waldo Albarracín
Sánchez -contenidas en un comunicado- al rememorar los 47 años del infausto
golpe de estado del 21 de agosto de 1971, comandado por el entonces coronel
Hugo Bánzer Suárez, donde también contrasta la decisión del gobierno
plurinacional de no respetar el voto popular del pasado 21 de febrero de 2016 contra
la reelección del Presidente y Vicepresidente de turno.
“Por tanto, cuando BOLIVIA DIJO NO, significa que valoramos
a la democracia como el sistema más civilizado de convivencia colectiva. Por
todo ello, este 21 de agosto y todos los 21 del año calendario, debemos
reafirmar nuestras convicciones democráticas y terminar de convencernos que el
verdadero soberano es el pueblo, no el gobernante”, añade Albarracín.
En el comunicado, recuerda que un 21 de agosto de 1971, los
sectores más reaccionarios de las FFAA, en alianza con organizaciones políticas
de derecha, promovieron uno de los golpes de estado más sangrientos en Bolivia,
tomando por la fuerza el poder, para iniciar uno de los periodos más nefastos
en la historia del país, a la cabeza del entonces Cnel. Hugo Bánzer Suárez.
“La dictadura de Hugo Bánzer fue el escenario de los crímenes de lesa
humanidad y mucho más, un régimen promovido desde el Pentágono, que fue parte
protagónica del “Plan Cóndor” junto a otras dictaduras de Latinoamérica que
tuvo como sustento ideológico la “Doctrina de la Seguridad Nacional”, basada en
la eliminación del “enemigo interno”.
Por ello el 21 de agosto debe recordarse como una fecha que promueva la
conciencia ciudadana y fortalezca las convicciones democráticas de las nuevas
generaciones para que Bolivia no vuelva a experimentar una nueva dictadura
militar”, dice el documento.
En ese marco, menciona que hay otro 21 que debe
enorgullecernos, porque es el día en que nuestro pueblo hizo respetar su
condición de verdadero soberano y reivindicó a través de las urnas su dignidad.
“Me refiero al 21 de febrero de 2016. En esa fecha que marca un hito en la rica
historia de las luchas sociales, la mayoría de los bolivianos y bolivianas le
dijeron NO al intento grosero de los actuales gobernantes de perpetuarse en el
poder”.
“Se trata del 21 democrático, que no se limita a demostrar
cuantitativamente que la mayoría decidió impedir que se pisotee la
constitución. A través de esta reacción colectiva nuestro pueblo lanza un
mensaje claro y contundente a los que usufructúan del poder para beneficio
propio, que en democracia los
gobernantes son simples mandatarios y éstos tienen la obligación ineludible de
obedecer precisamente el mandato que le otorga mediante una elección el
verdadero soberano, que ese mandato es temporal, sujeto a plazos perentorios y
normas de jerarquía constitucional de aplicación preferente”, analiza.
-------------------- MENSAJE
UN 21 DE DOLOR Y OTRO 21 DE DIGNIDAD
Un 21 de agosto de
1971, los sectores más reaccionarios de las FFAA, en alianza con organizaciones
políticas de derecha, promovieron uno de los golpes de estado más sangrientos en
Bolivia, tomando por la fuerza el poder para iniciar uno de los periodos más
nefastos en la historia del país, a la cabeza del entonces Cnel. Hugo Bánzer
Suárez. El pueblo boliviano fue humillado, perseguido, reprimido durante siete
años; muchos compatriotas encarcelados injustamente por pensar diferente y
debido a su compromiso con las legítimas aspiraciones de liberación y
desarrollo del país; otros fueron exiliados, obligados a vivir por largos años
en el exterior; un buen número fue víctima del confinamiento, también obligados
a permanecer en regiones inhóspitas; y muchos asesinados por motivos políticos,
además de un número importante de personas desaparecidas, aquellas que en
determinado momento fueron detenidas por los órganos de represión y hasta hoy
no se las volvió a encontrar dejando a los familiares de éstos en la incertidumbre
de no saber qué pasó con ellos. La dictadura de Hugo Banzer fue escenario de crímenes
de lesa humanidad y mucho más. Fue un régimen promovido desde el Pentágono, que
como parte del “Plan Cóndor”, junto a otras dictaduras de Latinoamérica, tuvo
como sustento ideológico la “Doctrina de la Seguridad Nacional”, basada en la
eliminación del “enemigo interno”.
Por ello, el 21 de
agosto debe recordarse como una fecha que promueva la conciencia ciudadana y
fortalezca las convicciones democráticas de las nuevas generaciones para que
Bolivia no vuelva a experimentar una nueva dictadura militar.
Por otro lado, hay
otro 21 que debe enorgullecernos, porque es el día en que nuestro pueblo a
través de las urnas hizo respetar su condición de verdadero soberano y
reivindicó su dignidad. Me refiero al 21 de febrero de 2016. Esta fecha marca
un hito en la rica historia de las luchas sociales, cuando la mayoría de los bolivianos
y bolivianas le dijeron NO al intento grosero de los actuales gobernantes de perpetuarse
en el poder. Se trata del 21 democrático, que no se limita a demostrar
cuantitativamente que la mayoría decidió impedir que se pisotee la
constitución. A través de esta reacción colectiva, nuestro pueblo lanza un
mensaje claro y contundente a los que usufructúan del poder para beneficio
propio: en democracia los gobernantes son simples mandatarios y tienen la
obligación ineludible de obedecer al soberano, respetar la temporalidad de su
mandato sujeto a plazos perentorios y normas de jerarquía constitucional de
aplicación preferente. En el referéndum del 21 de febrero de 2016, los que
decidieron votar por el NO, además de oponerse a la modificación del Art. 168
de la Constitución Política del Estado, también defendieron la vigencia del Estado
de Derecho, la estabilidad democrática y se opusieron tenazmente a la
instauración de regímenes de facto, porque imponer un candidato por la fuerza
en contra de lo que consagra nuestra norma máxima, significa crear las
condiciones para una dictadura. Por tanto, cuando BOLIVIA DIJO NO, significa
que valoramos a la democracia como el sistema más civilizado de convivencia
colectiva.
Por todo ello, este
21 de agosto y todos los 21 del año calendario, debemos reafirmar nuestras
convicciones democráticas y terminar de convencernos de que el verdadero
soberano es el pueblo, no el gobernante.
WALDO ALBARRACÍN SÁNCHEZ
RECTOR
UMSA
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