El proceso de la capitalización desmembró el glorioso YPFB
OPERATIVO para reducirlo a su mínima expresión, creando un YPFB Residual que
sólo se encargaba de trámites administrativos para viabilizar la entrega de los
recursos hidrocarburíferos a las empresas transnacionales y para darle algo de
seguridad energética a los bolivianos para que sigamos en el plano de la
subsistencia y al margen del desarrollo de todas nuestras potencialidades
individuales y colectivas, y en este tiempo de capitalismo, en el desarrollo de
nuestras fuerzas productivas para conseguir nuestra autonomía nacional plena.
Tras la guerra del gas, en octubre de 2003, y con la
posterior aprobación de la Ley de Hidrocarburos 3058, la esperanza de la nación
boliviana era el renacimiento del YPFB OPERATIVO, que vuelva a ser la empresa
que le trajo seguridad energética al país para dejar la dependencia externa y
el dominio transnacional.
La nueva norma establecía que la estatal petrolera iba encargarse
de todos los aspectos de la exploración, explotación, comercialización e
industrialización del gas y del petróleo, con el objetivo de dotarle de gas a
los bolivianos, no solamente para el hogar y los vehículos de transporte,
principalmente para contar con la energía necesaria, porque es la clave del desarrollo
de nuestra industria. No puede haber desarrollo sin energía.
Octubre nos hizo pensar seriamente en el proceso de
industrialización, comenzando por las materias primas, y principalmente
recobrar el dominio sobre las abundantes reservas de gas natural en manos de
las petroleras extranjeras. Por ello era necesario una empresa estatal del
petróleo fortalecida, que piense desde los intereses de la nación boliviana,
pero ello no ocurrió.
Empero, las transnacionales no admiten competencia, ellas
deben dominar todo el circuito de la explotación de gas natural y petróleo,
pero lo hacen poniendo como prioridad sus planes gerenciales y de monetización
apresurada, es decir, la exportación masiva del gas. Cuál es el agravante de
esta política. El agravante de esta política es que estamos exportando desarrollo,
al exportar energía. Con ello, ganan las transnacionales porque reciben tres
veces más de lo que nos pagan por concepto de impuestos y regalías y ganan los
países vecinos como Brasil que hoy está entre los diez países más desarrollados
del planeta, gracias a nuestro gas.
El neoliberalismo de ayer creo un YPFB Residual, el neoliberalismo
de hoy creo el YFPB Corporativo, que prácticamente es lo mismo. Apenas tiene
bajo su control el 15% de las reservas de gas natural, es socio minoritario de
las transnacionales en los grandes megacampos como Incahuasi donde posee el 10%
de la propiedad accionaria, en otros casos ni aparece como sucede en Margarita de
exportación de gas a la Argentina, donde su presencia es inexistente.
En el campo de la perforación, YPFB Corporativo (Residual)
sólo tiene tres equipos que hasta el momento han fracaso en todos sus intentos
por encontrar gas natural para la nación boliviana, en cambio el titánico YPFB
OPERATIVO tenía cerca de 20 equipos de perforación y consiguió descubrir todos
los actuales yacimientos de gas que son explotados hoy por las transnacionales
con cero de inversión.
Sin capacidad operativa, YPFB es prácticamente un cascaron
vacío, sólo una fachada publicitaria, para el beneficio del gobierno
plurinacional y de las empresas transnacionales para engañar a la nación
boliviana. Pero el pueblo no olvida y renace el sentimiento de #LaAgendaDeOctubre:
una verdadera nacionalización e industrialización del gas, como parte esencial
del desarrollo de la nación boliviana.
Excelente
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