Nelson Vila Santos
La lucha por la renta de los hidrocarburos, iniciada en
octubre de 2003 en la denominada Guerra del Gas, fue para que los recursos
generados por la misma, sea utilizada inteligentemente por nuestros gobernantes
plurinacionales para incurrir en los mismos errores del pasado reciente, tanto
durante los gobiernos dictatoriales así como en el periodo neoliberal que nos
tocó vivir.
La ingente cantidad de recursos que recibió estos años el
gobierno de plurinacional de Evo Morales no es gracias a la supuesta
nacionalización de los hidrocarburos del 1 de mayo de 2006. Fue gracias a ese
32 por ciento expresado en la creación del Impuesto Directo a los Hidrocarburos
(IDH) que fue arrancado a las empresas transnacionales que pretendían llevarse
la mayor parte de la renta petrolera como se había impuesto durante el gobierno
de Gonzalo Sánchez de Lozada.
Según los datos de refutados investigadores y corroborados
por cifras del propio gobierno, el IDH significa la mayor parte de esa renta
petrolera que le llegó al país que se concretó en una ganancia de cerca de 15
mil millones de dólares, una cantidad que jamás había recibido el país durante
toda su existencia, pero no fue gracias al decreto de la falsa nacionalización.
Eso está demostrado científicamente.
Sin embargo, esos recursos no sirvieron para los bolivianos,
para su desarrollo, un estudio de la Fundación Jubileo nos demuestra que cerca
del 70% fue mal utilizado en la contratación de personal para que trabaje en el
estado o como se lo denomina: el gasto corriente, y sólo un 30% se destinó a la
inversión.
A esto debemos sumar que el gobierno actual siguió la
fórmula de los regímenes dictatoriales de construir verdaderos elefantes
blancos y siguió el plan del neoliberalismo de entregar la construcción de
infraestructura a las empresas extranjeras, en este último tiempo a las
empresas chinas. Según un recuento publicado por medios nacionales, esta
entrega supera los 4.500 millones de dólares.
Entre los proyectos adjudicados a las firmas de ese país
oriental están el satélite Túpac Katari,
como la empresa china Great Wall
Industry Corporation con un costo de cerca de 300 millones de dólares. Además,
otras empresas chinas pusieron en marcha proyectos como el Ingenio Azucarero en
San Buenaventura y la planta piloto de baterías de litio. A ello se debe
agregar la compra de seis helicópteros y aviones chinos para las Fuerzas
Armadas del país
Es el caso de la construcción de infraestructura, la Sinohydro
Corporation Limited, se adjudicó la construcción de la doble vía El Sillar, el
tramo vial Ivirgarzama-Ichilo y Padilla-El Salto.
Estas obras son con recursos que salen de nuestra renta petrolera,
pero también del endeudamiento al que estamos forzados a aceptar por parte del
gobierno chino que impone que sea una empresa de su país la encargada de
construir las mismas. . La cifra de la deuda bilateral llega a los 7 mil millones
de dólares.
El despilfarro y el endeudamiento no eran parte de
#LaAgendaDeOctubre porque esas políticas son de los gobiernos dependientes y
sumisos a esas políticas neoliberales y dictatoriales que hoy dirigen al país
hacia el abismo, pero estamos a tiempo, hoy más que nunca de revertir esa
situación del país.
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