martes, 2 de marzo de 2010

El silencio cómplice de Evo Morales ante la masacre del pueblo Mapuche


Nelson Vila Santos

La Paz, 15 Ag. (HORA 25).- El silencio cómplice del primer presidente indígena de Bolivia, Evo Morales Aima, ante el sufrimiento del pueblo Mapuche es otra muestra de la inocultable dependencia del actual “gobierno plurinacional” a los intereses transnacionales y oligárquicos de Chile que pretende imponer al país la entrega de las aguas del Silala para el beneficio de las empresas mineras, privadas y estatales, en concomitancia con la planta burocrática de “diplomáticos” y autoridades gubernamentales, encabezados por el canciller aymara David Choquehuanca.

Una noticia de la prestigiosa www.bbcmundo.com del 14 de agosto refiere acerca del recrudecimiento del conflicto mapuche en Chile tras la muerte, por impacto de bala en la espalda, del activista Facundo Mendoza Callío (24) a manos de la policía que llevó a las comunidades indígenas a intensificar sus demandas reivindicativas, que tienen a la región de La Araucanía -a unos 670 kilómetros al sur de Santiago- bajo un fuerte operativo de seguridad, es decir, el despliegue de toda la fuerza policiaca.

Un hecho similar al que sucedió en el Bagua, noroeste del Perú, donde el gobierno de Alán García buscó imponer la violencia para favorecer a las empresas transnacionales. Esta violación a los derechos humanos fue inmediatamente aprovechada por Evo Morales para criticar nuevamente a su homólogo peruano y encender una animadversión con un pueblo hermano y mantener un show mediático, con noticias vinculadas incluso a una supuesta de ruptura de relaciones.

En esa oportunidad Morales justificó sus acciones contra García aduciendo que no le temblaría la boca para denunciar las injusticias y las violaciones a los derechos humanos provengan de donde provengan, sin embargo, hoy mantiene un silencio sepulcral ante la violencia estatal ejercida por el gobierno de Michelle Bachelet contra el pueblo Mapuche. Será que está pagando la factura del apoyo que le dio la diplomacia chilena en la UNASUR tras la masacre del Porvenir, Pando.

Morales olvida que el año pasado la organización Mapuche Consejo de Todas las Tierras, solidariamente, salió en defensa de su presidencia ante la arremetida de la denominada “media luna”, compuesta por prefectos y cívicos opositores, y mediante una carta, le pidió a su gobierno, interponer sus buenos oficios ante la comunidad internacional para posibilitar una pacífica realización del referendo revocatorio en agosto pasado.

Los mapuches exigen la restitución de tierras ancestrales que hacia fines de los '80 les fueron entregadas a empresas forestales o hidroeléctricas, y su forma de presionar al estado chileno para acelerar ese proceso es a través de tomas de predios, que en las últimas semanas se multiplicaron.

Uno puede oler la represión policiaca chilena en la zona, según un reporte de la periodista de Radio ADN María Isabel Guzmán, que dice: "en todos los fundos hay apostados vehículos policiales y carabineros. Es algo bastante violento de ver, porque es mucha la policía fuertemente armada", recoge la BBCMUNDO.

Por ello fueron muy esclarecedoras las afirmaciones de la chilena Martha Montiel, hija de hija de Sergio "Pablo" Tirso Montiel, muerto en la guerrilla de Teoponte, quien nos comentó que el gobierno de Bachelet y los anteriores desde la recuperación del proceso democrático en su país, prácticamente son una reproducción de la dictadura pinochetista en sus políticas represivas contra los mapuches y el pueblo chileno, y en la sistemática entrega de los recursos naturales a las transnacionales.

Expresiones como “¡Alto al genocidio del pueblo Mapuche!”, ¡Paren la represión en territorio mapuche! o que la “Represión contra mapuches puede terminar como la masacre de la Amazonía peruana” circulan profusamente por Internet, pero nadie detiene la feroz represión ordenada Bachelet. Incluso, los movilizados corren el riesgo de ser juzgados por la ley antiterrorista emanada del gobierno militar de Augusto Pinochet, por exigir sus derechos.

Cuando se comenta sobre la “Masacre en Bagua” se hace referencia al ultraneoliberalismo, de la corrupción gubernamental, la expansión de la industria petrolera y agroindustrial. Es hablar de un estado represivo, de criminalización, de muerte para continuar con al saqueo de las riquezas nacionales. En el presente, el caso de Chile es prácticamente similar, es la expresión de los grupos económicos y del fascismo que quieren imponer sus nefastos proyectos por la fuerza en territorios indígenas acompañados de criminalización y bajo la pasividad y complicidad de diversos sectores políticos chilenos. Es una historia de histórica de genocidios-etnocidios, colonialismos y racismo.

Ante esto el presidente indígena calla, pero ese silencio no es más que la expresión de la sumisión de su gobierno a los designios de la oligarquía chilena que no contenta con quitarnos nuestro Litoral, hoy va tras las aguas de la vertiente del Silala, el gas natural y el valioso litio. Es otro triunfo del lobby chileno, mandaron callar a Evo Morales.

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